La primera vez que oí la frase fue, hace bastantes años, a un ya ex-amigo (Apartate progresivamente, sin rupturas violentas del amigo para quien representas un medio en vez de un fin. Santiago Ramón y Cajal) en beligerante tono a medida que la inoperancia de nuestro Prime Minsiter tenía peores consecuencias en el panorama laboral de más y más españoles:
"-¿No queriamos Zapatero? !! Pues toma!!! !! A disfrutar de lo votado!!!"
Y a cada argumento, pregunta, frase o interpelación que pretendía continuar la dialéctica respondía en febril letanía "Disfruten de lo votado" una y otra vez más. Admitamos en su descargo que, como el tiempo se encargó de demostrar, nuestro insigne leonés se ha destapado como un grande del No me chilles que no te veo en esto de la política y la economía. Aunque por otro lado, este conocido mío era el mismo tipo que no creía que la burbuja inmobiliaria estallase nunca... A partir de entonces la frasecita de marras me ha acompañado en boca de los "unos" y los "otros".
¿No queríais socialismo? ¿No gustasb del talante y la alianza de civilizaciones? Toma 5 millones de parados. A disfrutar lo votado.
-¿No querias convergentes y más catalanismo pero menos impuestos? Toma 1.000 camas menos en los hospitales catalanes pero las embajadas nazi-onanistas a tuta vela. Disfruten lo votado.
-¿No querias lideresa y mayoria castiza absoluta Aguirril? Pues ahí lo llevas. 3000 profes menos en secundaria para la escuela pública pero las deducciones y ayudas a los colegios privados intactos. DISFRUTEN DE LO VOTADO.
Y es que estamos a merced de unas masas volubles, unos electores introvertidos que no entienden el compromiso con las urnas más allá de las visceras futboleras (Los "Mios" contra los "tuyos"; rojos o azules), confrontados con unos elegibles carentes de las mismas en muchos casos. Ahí estan las encuestas de intención de voto para conocer el volumen del transfuguismo egolatra. Que los mismos que gritaban "Aznar asesino" y "no más sangre por petroleo" chillan ahora "Zapatero embustero" y cantan esto....
Somos incapaces de la más mínima autocrítica. Ni ZP era el principe azul del talante y el consenso un Bambi del 2004 ni es el piromano del PARO con el que se le identifica en el hoy, una decada después. Nosotros los colocamos y nosotros los quitamos. Pilar este que refrendaría el argumento de que somos los arquitectos de todas las pestes, ruinas y males que los politicos descarguen sobre nosotros. Pero es que no creo que nadie votase un partido que llevase en su programa el rescate a los bancos, para que diesen cheque-bebe (1.500 machancantes por cabeza de ganado; ricos y pobres por igual) a todo Cristo, la eliminación de ambulatorios o urgencias en el barrio, el deterioro de la enséñanza pública y gratuita. Yo no recuerdo haber votado ninguna de esas cosas y soy de los que leo los programas electorales (Sí, también veo la 2).
Nuestro voto no puede ser un cheque en blanco de 4 años que te de derecho de pernada para volatilizar tu ideología o compromisos previos. Las elecciones no pueden ser la excusa para luego orinarte en la opinión y problemas de tu pueblo. Para que nuestra responsabilidad fuese plena, para que pudiesemos sentirnos responsables de las fintas y caracolillos que luego nuestros padres de la patria nos hacen, bastaría con algo tan sencillo como que LOS PROGRAMAS ELECTORALES TUVIERAN VALOR Y EFECTOS JURIDICOS. No debería ser tan complicado. Si yo tengo una bici y firmo un contrato para vendertela a tí por X euros, llegado el día de la compra-venta tú no me das el dinero yo te quito la bici, si yo no te entregado la bici tu me reclamas el dinero. Es lo justo y lo sencillo. Con los programas electorales tomados de modo contractual, nuestro compromiso y el de nuestros políticos no valdrían menos que una vulgar bici. Si sus puntos fueran exigibles como los del más sencillo de los contratos mercantiles, con mecanismos para la retirada de la confianza en caso de incumplimiento, a todos nos luciría mucho mejor el pelo y ya podrían decirnos con justicia aquello de DISFRUTEN DE LO VOTADO.