martes, 22 de febrero de 2011
Pablo de Azcarate in the middle, de como si dos se pelean al final cobra el que separa o como estar en el sitio equivocado en el momento justo. Azcarate es un personaje bastante oscurecido por el ostracismo que la historiografía oficial reserva a quien no ofrece una versión fácil de contar su historia y sin embargo se le encomendó la más compleja, y hasta hoy irresoluta, batalla que haya abordado la diplomacia internacional.
Diputado por el Partido Reformista desde 1918, cambia política por diplomacia al ingresar en el cuadro directivo técnico de la SOCIEDAD DE NACIONES (Antecesora de la actual ONU) cuatro años después. En la decada de los treinta se sucederan las responsabilidades de calado ( 1931 Director para la Protección de las Minorías Étnicas) hasta ser nombrado de 1933 a 1936 Secretario General Adjunto de la Sociedad de Naciones la mayor responsabilidad internacional ocupada hasta la fecha por un Español.
Durante la Guerra Civil española apoya desde su cargo la embajada en Londres al Gobierno de la II República, atemperando la inicial simpatía que numerosos sectores de la sociedad británica sintieron en un primer momento por los militares sublevados. En el tiempo que duró el conflicto en Londres se vieron las caras dos embajadas españolas: la de Azcarate por los Republicanos y la representación de los Nacionales en la persona de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, Duque de Alba, quien tras la victoria de Franco sustituiría a Pablo como embajador oficila único en Londres. Azcarate, intentó mediar fallidamente en un postrimero alto el fuego sugerido por Chamberlain para España viendo ya la derrota del Frente Popular como inevitable. Ya en la posguerra participó de modo decisivo para la evacuación y exilio de los huidos españoles a America Latina como Presidente del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles.
En 1946 con la II Guerra Mundial ya concluida, y como un gran número de los antiguos integrantes de la Sociedad de Naciones, pasa a ingresar en la recien creada Organización de Naciones Unidas. Allí en 1948, el mismo año en que se vota favorablemente la partición de Palestina en 2 Estados uno Hebreo y otro Arabe, Pablo de Azcarate es nombrado Secretario Adjunto al Comisionado Especial Municipal del comité encargado de mediar en la pacificación de Palestina. Dos aliados en la ONU, inesperados y que no habrían de repetirse ya nunca más EE.UU y la URSS, pusieron fin con sus votos al Mandato Británico mantenido durante 30 años en la zona y dieron luz verde al Estado de Israel.
El plan original de 1948 incluía un estatuto internacional para la ciudad de Jerusalen que quedaría bajo tutela de la ONU. El plan fue negado por todos los Arabes de la zona, de dentro y de fuera de Palestina. Visto como una traición por los musulmanes a las promesas de pan-arabismo hechas por los británicos desde Lawrence de Arabia se opusieron con rabia e ira a cualquier partición que albergase un Estado judio en la zona. La consigna era "Los echaremos al Mar". Confiados en su superioridad numérica y en el auxilio que la Yihad exigia a Egipto, Transjordania, Siria, Iraq o Libano no quisieron negociar nada. Los judios por su parte , viendo que al menos en los primeros compases de aquella letal partida de ajedrez político por Tierra Santa no eran halagüeños, aceptaron de muy buen gana la internacionalización de su capital eterna Yerushalayim. Eso sí, los sionistas exigían una fuerza militar internacional que se interpusiera como Cascos azules y policias para protección de los 100.000 habitantes hebreos de la ciudad. En lugar de esos soldados la ONU envia el 2 de marzo a Pablo de Azcarate y 5 miembros administrativos más para desencanto de los Judios. Quedan poco más de dos meses hasta el 15 de mayo (comienzo de la 1a Guerra Arabe-Israelí ) y las Naciones Unidas con su apatía y escasa valentía dejan claro que Jerusalen será para quien se la gane por las armas.
Nuestro compatriota representará valientemente en una ciudad en guerra a los mediadores designados por la ONU y dará la cara por los civiles y refugiados de ambos bandos. Primero al cargo del Conde Bernadotte hasta que es asesinado en septiembre por un grupo terrorista judío Leji, continuador de los Comandos Stern que atentaban contra los británicos en su anterior mandato palestino. Y con posterioridad a Ralph Bunche quien conduciría al armisticio definitivo entre Arabes y hebreos. Azcarate también organiza las conferencias de Lausana (1949) y Paris (1951) con el tema de los refugiados de fondo y la esperanza de alcanzar acuerdos entre las dos comunidades irreconciliables que nunca llegaron pese a sus esfuerzos.
En resumen una vida entera dedicada a la diplomacia en sentido amplio y a la paz en el sentido más puro. Un personaje cuya apasionante vida, generosidad de miras y esfuerzos por el debil, el refugiado de todos los signos, merece la pena conocerse.