En pleno Bi-centenario (1808-2008) del 2 de mayo y de la Guerra de Indepencia Española es ineludible marcarse un homenaje a lo mejor que junto al valor del pueblo dió aquella época: La Constitución de 1812 "LA PEPA".
Fernando VII y su Real familía se encuentran retenidos en Bayona "invitados" de Napoleón Bonaparte. Las tropas francesas aprovechando la concesión española de un derecho de paso franco para atacar Portugal, aliado natural de los Ingleses, empiezan a desviar guarniciones para ocupar plazas fuertes en España y a mostrar que han venido para quedarse. Cuando Napoleón el 2 de MAYO envia secuestrar para llevar a Francia al infante Francisco de Paula, todavía muy niño pero el último representante de la Corona en suelo español, el pueblo de Madrid al grito de "!!Qué nos lo llevan!!" se levantará y prenderá la mecha que ardera de Vitoria a Cadiz, de la Coruña a Zaragoza, de punta a punta la "GUERRA AL FRANCES" ha comenzado...
Promulgada en 1812 durante el día de San José en un Cadiz sitiado, sin provisiones pero amamarrado al coraje y la lealtad,es bautizada con cariño por todos como "LA PEPA". Fue recibida con ilusión por practicamente todos los sectores al margen de los más reaccionarios (Manifiesto de los Persas). España un pueblo leal para con quien no debía, como posteriormente se encargará de demostrar el Rey felón, decide resistir en nombre no de la España que fue si no de la que quería ser y esta Cosntitución fue la mejor prueba de ello. Una Constitución tan avanzada y que estuvo en vigor dos veces más años después de su derogación y vuelta al absolutismo por Fernando VII: del 1820-23 y del 1836-1837 .
En LA PEPA hay dos modulos claros que diseñan su ideario. Por un lado define con nitidez la vía española hacia la ilustración y las reformas que se abría paso en Europa y que erosionaban el Antiguo Régimen como camino único de Gobierno. Mucho se acusó que España se levantó por la Monarquía Absolutista y contra los nuevos vientos de Fraternité egalité y liberté que venían allende Los Pirineos. La Constitución de 1812 demuestra que España luchó por ser lo que ella quisiera y cuando ella lo decidiera amén de que por las fechas al bueno de Napoleón poco le quedaba de Revolucionario y sí mucho de Emperador con ansias de provincias que anexionar. La otra línea de conceptos que impregna el texto es la idea de reformas de caracter autonomista para la "Otra España" la de ultramar. Con la Península Ibérica en guerra los territorios españoles en America gozaron de amplia libertad de organización y decisión a la que no querían renunciar con el regreso de los legitimos dueños de la Corona. Aun con todo su fidelidad e hidalguía hizo que America no dejase de enviar dinero a España nunca cuando lo más fácil hubiera sido dejar de hacerlo y que con dichas divisas se arma al pueblo y pagan las intervenciones de los Ingleses que no suelen hacer nada gratis.
Con España victoriosa Fernando VII vuelve con el apodo de "El Deseado" pero temeroso de una revolución cuyo inicio veía en las reformas tomadas en general y en la Constitución en particular paga al pueblo su valor de la única forma que sabe: con egoismo.
Una guerra recordemos ganada con la sangre de los más humildes y con el dinero americano. Fernando VII apoyado por un sector considerable de Conservadores retoma el absolutismo en la versión más pura que le es posible. Premia sólo a Nobles y Militares: afrancesados unos e incompetentes los otros. Castiga a la burguesía dejándola fuera del juego político y asfixia el lazo atlántico con America atándola lo más ferreamente que es capaz abocando a los sectores autonomistas a un Independentismo desatado tras probar el autogobierno en el periodo del conflicto contra Napoleón. Y por supuesto deroga a nuestra PEPA y sepulta el espíritu de las Cortes de Cadiz.
"Dios, que buen vasallo si hubiera buen Señor"
Cantar del Mío Cid