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Al Síndrome de Sthendal por Pixar

miércoles, 30 de octubre de 2013

Una historia que contiene tantísimo amor que duele.


Europa la desalmada

martes, 22 de octubre de 2013


Tranquilos, que no cunda el pánico.
Esta entrada no es otro plato de autoconmiseración patria ni va de despotricar sobre lo "mala malísima" que es Europa. No es en plan de denunciar lo madrastrona que la Unión Europea es para el Mediterraneo, como tortura a los estóicos y sufridos íberos a golpe de  troika. Demasiado demodé. Eso es muy 2012.

Esto va de como, a ritmo de shock económico y matraca mediática como banda sonora, nos despojan de nuestra historia para mercadear con los despojos. Del terrible taladro que, como si fuesemos una manzana de repostería, le quita el corazón a nuestro viejo continente, dejándolo hueco, glauco y sin alma. Objetivo: subastar la piel y los huesos resultantes al mejor postor.

Rebobinemos un poco la cinta para conseguir perspectiva.


Años 50. Europa llena de cicatrices y muñones de la 2ª Guerra Mundial asiste impotente a su ocaso, tras siglos de protagonismo, relegada a ser el gris valle entre dos colosales y mastodónticos poderes emergentes: Estados Unidos en el oeste y la URSS en el este. En el tira y afloja de los bloques de la Guerra fría, Europa contra todo pronóstico encontrará su nueva alma. Se hallará de nuevo en el mundo con unos nuevos ropajes que la harán lucir como nunca. Las duras lecciones aprendidas de los totalitarismos en el conflicto mundial, sumados a los cantos de sirena que le llegan de Oriente y Occidente, construirán la realidad europea con vocación de tierra de frontera. La nueva mirada económica y social de las democracias europeas serán recetas eclécticas e integradoras de las dos orillas enfrentadas. El viejo continente encontrará en EL ESTADO DE BIENESTAR su horizonte universal y hecho diferencial con el resto del planeta. La redistribución democrática de la riqueza de los estados europeos con el objetivo de universalizar la tutela de derechos básicos como la enseñanza, sanidad o vivienda nos posicionó claramente como el punto medio entre el capitalismo yankee y el socialismo sovietico. Consecuencia de la permeabilidad de nuestras sociedades a las influencias de los dos bloques gozamos de un sistema "puente" que sabía navegar con lo mejor de ambas y que hoy a los intereses bastardos del dinero estorba. El mejor síntoma de lo acertado que fue aquel camino para nuestro continente fue el nacimiento, desarrollo y fortalecimiento de la Clase Media en nuestras  naciones, auténtico salvavidas de la paz social en una democracia e indicador sincero del progreso de un país.

La crisis norteamericana de las subprime en 2008, las siguientes concatenaciones de recesión y depresión económica, el estrangulamiento del crédito, la elevación artificial de los intereses de deuda soberana en Europa... son las balas con las que se pretende asesinar lo construido en décadas por nuestros padres y abuelos a lo largo de todo el continente. Pero el arma más poderosa con la que cuentan son los serviles politicos locales, que como los fariseos antaño, prefieren servir al oro que a la verdad.


Nadie en Europa con opciones reales de gobernar, ni de izquierdas ni derechas, osa levantar la bandera de nuestro mejor pasado, defender el Estado intervencionista Keynesiano y contrariar a los que, con más deseos que pruebas, nos repiten con anhelo hipnótico que el juego se acabó y que nuestra tercera vía es insostenible. Solo quedan en pie algunos ciudadanos gritando para que despertemos. Aullando por el atropello y la traición para que todos nos sumemos a defender el alma de lo que durante unas decadas ha hecho florecer la mejor Europa que sus pueblos conocieron.

Caballo de hierro

lunes, 14 de octubre de 2013




Soy de trenes.
Casi tanto como soy un enamorado del otoño, lector de fantasía e historia.
Igual que disfruto de una buena cerveza o encuentro el placer de la playa en invierno, adoro viajar en tren. Va en mi yo más real, en el código genético vital.

Mi abuelo materno era ferroviario en Andalucía. Pero murió apenas yo contaba con tres años, asi que su influencia en este sentido, aunque positiva, fue bastante limitada. Creo poder decir sin empacho, que esta no es una de esas pasiones cuyas raices se hunden profundo en la infancia. Más bien al contrario, mi romance con el tren nace el año de mi Selectividad con un viaje-premio en el Ave a Sevilla. En buena medida fue estación de salida a la madurez que aún hoy sigue inexpugnable. Desde entonces y hasta ahora el tren ha sido protagonista de muchos lances en mi vida, con un saldo netamente positivo.

Madrugaba conmigo a cada clase de la Universidad, fue aula rodante y laboratorio de prácticas. Se estiró todo lo que le pedí en cada fin de semana que a él acudía. Fue mi corcel bermello unas veces y mi halcón níveo otras, devorando kilometros hasta hacerlos humo, en volandas y sin retrasos al lado de Andromaca. Aliado incondicional durante nuestro noviazgo, en las diferentes distancias que el azar y los temas laborales quisieron sembrar. Por supuesto estuvo conmigo el importante día que dejé de ser becario y firmé mi primer contrato laboral.

Sólo una vez nos separaron a la fuerza una panda de malnacidos. Un once de marzo. Y también ahí sentí ese vínculo especial con el ferrocarril, al invadirme junto a la justa indignación la fría colera de sentir violada una parte de mí. Mancharon con muerte y sangre algo que sentía tan íntimo que temí no poder volver a mirar con los mismos ojos.

Con posterioridad el tren y yo sepultamos toda esa negatividad con mil aventuras, que dibujaron sonrisas con peso suficiente para ello. No fue de ellas la menor el viaje República Checa- Austria de mi luna de miel el año pasado. Absolutamente deslumbrante y mágico en cualquiera de los sentidos que gustes. Un tren augusto, con solera y veteranía, que hizo sin prisas de estupendo anfitrión y narrador de dos paises tan cercanos en los mapas como alejados en sus almas. Eslava, roqueña, medieval y judía una; germánica, marmórea, barroca y continental la otra.

Y es que en ningún otro medio de transporte la lectura es tan placentera, comer o beber resulta tan cómodo y refinado, los pasajeros son más susceptibles de bajar sus defensas, aminorar la intensidad de sus prisas y agobios, para terminar convirtiéndose en compañeros . Nadie como el ferrocarril para hacer bueno el dicho que disfrutar del camino es casi tan importante como el destino. El tiempo es otro y la atmosfera única.

Nadie como él, nadie como el tren.

 

Haz política

viernes, 4 de octubre de 2013

En cenas o reuniones de amigos es tema recurrente la fetidez y esterilidad que emana de todo lo que empaquetamos en la palabra "Política". Matando moscas a cañonazos, desechando matices por lo menudo y concluyendo con maneras de sal gruesa en los consabidos lugares comunes:

"Son todos iguales, entre lobos no se muerden"
 "Yo en política no me meto"
"Ladrones, sólo saben  de llenarse los bolsillos"
"Quien hace la ley hace la trampa"
"Yo de esas cosas no hablo que me cabreo"

Y con esa retahila de ácidas letanías se cierra el capítulo en la mayor parte de las ocasiones.  Si bien es cierto que la política de cauce convencional, (Te pregunto cada 4 años y con suerte algo de lo que dije haré), se encuentra estancada de un modo consciente y voluntarioso por la partitocracía, no lo es menos el axioma rotundo de que si no hacemos política otros la harán por nosotros. Y desde luego no se trata de hacernos un carnet, pagar cuotas de afiliados ya a esperar que ganen los nuestros con ansia futbolera para que todo siga igual.

Hoy en día los votos democráticos son sacrificables en aras de los poderes económicos como dolorosamente nos han enseñado  PSOE y PP(CIU+PNV) a lo largo de esta crisis. No les ha temblado el pulso a la hora de contradecir e incluso atacar sus promesas electorales cuando el dinero se lo ha pedido. Gente sin casas y casas sin gente. No hay dinero para educación o medicinas pero sí para Eurovegas, para subvencionar centros concertados religiosos o para embajadas nacionalistas donde colocar a parientes. 

Puesto que el dinero y no el pueblo es su gasolina, apretemos ahí. 
Comprar en un supermercado en lugar de  otro es hacer política. Conocer el historial democrático y de respeto a nuestro Estado del bienestar de las organizaciones donde consumimos debería ayudarnos a escoger en el día a día. Cambiar el internet y el recibo de la luz en virtud de a cuantos corruptos e imputados dan cobijo esas marcas. Tener los ahorros en los bancos menos agresivos con las personas desahuciadas y más proclives a la Responsabilidad Social Corporativa (Devolver a la Sociedad algo del beneficio que de ella obtiene. Esto lo tenían en sus Estatutos legales todas las Cajas de Ahorro ahora extintas y sustituidas por Bancos privados). Comprar la entrada de un espectaculo, un disco o película tendrá lectura económica y por tanto política. Cada Euro invertido es un golpe en la puerta de los jefes de nuestros políticos con mayor repercusión de la que admitirán nunca en público.

No hay que gastar ni un céntimo ni esperar a que los de las corbatas organicen un "sarao" electoral para hacer política todos los días. A las conocidas por todos adhesiones en facebook o twitter de causas justas hay muchísimas pequeñas acciones que pueden marcar el cambio. El telediario que decidimos ver, los programas a los que damos audiencia y eco nos posicionan para los mercados que invierten su publicidad en ellos. Pararnos cuando andamos por nuestra ciudad a escuchar las mil y una reclamaciones de todos los colectivos que están sufriendo el "descarte" de los bancos o los mercados es gratis. Change.org ofrece cauces para mostrar el descontento y la no complicidad con determinados latrocinios de nuestro Estado del Bienestar. Al menos que quede constancia de que el robo es contra nuestra voluntad. Y sobretodo si algo te indigna, sal a la calle. Allí verás que no estás tan solo como los medios de comunicación quieren hacerte ver para que sigas quejándote amargamente en el bar o en el sofá. Hablar con otras personas nunca fue malo y en los tiempos que corren de wasap y facebook es casi una delicatesen gourmet. Además sirves de ejemplo para aquellos que todavía se lo están pensando.

En suma no os sintais como Bilbo Bolsón "frágil, disperso como mantequilla untada sobre demasiado pan" por los tiempos que corren. Que nadie os convenza de que nada de lo que hagais cambiará la situación. Porque aceptar eso es asumir el papel de coristas en vuestras propias vidas. Atrevéos a ser protagonistas, atreveos a hincarle el diente a la política.


"No entender de política, ni de sus actualidades,
convencerme que es red de araña, nido de alacranes,
y mutilar mi alma y mi esencia de animal social,
saberme superior a tanta frivolidad"