Photobucket

Los pequeños actos de amor que mantienen a raya el mal

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Hace tan solo unas semanas he recuperado a una persona muy importante para mí y cuya ausencia se contaba en años. No hubo ningún dispendio emocional en el alejamiento mutuo, ninguna fractura o choque, sólo la carga tediosa del orgullo. Cocida a fuego lento la distancia se acomodó hasta parecer ambos completamente ajenos a la vida del otro. El final lógico de todo esto habría sido el archivo y puede que la negación por olvido de esa amistad que nos unía desde párvulos. Como una casa abandonada que el tiempo reduce a escombros y borra su rastro.

Por ventura la providencia tenía otros planes para nosotros.  La casualidad hizo que al conversar en la calle con la madre de mi otrora amigo,  me enterase de su mala situación actual. Como a demasiados, el paro le había atrapado hacía ya cosa de año y medio sin darle tregua desde entonces. Lo está pasando realmente mal. Conforme su madre me ampliaba más datos oscuros no podía dejar de hacerme una pregunta ¿Por qué me había dejado arrastrar tan lejos de una persona que me importaba? ¿Habría ayudado a capear de alguna manera sus penas el haberme encontrado más cerca esos años perdidos? Por el pasado no había nada que hacer ya pero desde luego las cosas cambiarían. No me lo pensé tan pronto como llegué a mi casa le telefoneé. No hubo dudas, todos los peros y motivos que tan relevantes me habían parecido hasta entonces para no retomar la relación me parecían cosa de chiste. Bromeamos, me contó sus historias y sincerándose mucho en ello. Me ofrecí para todo lo que pudiera necesitar y para moverle el curriculum por donde estuviese en mi mano. Tras quedar para tomar un café el día siguiente se despidió con un "Venga tio, nos vemos...y... bueno... Muchas gracias por llamar".  

Sus últimas palabras me emocionaron y me hicieron darme cuenta de algo importante. Sentí lo fácil que resulta ayudar a alguien, basta con recordarle que no esta solo. Decirle que lo malo pasará y que cuando todo vuelva a estar en su sitio lo celebraremos juntos. Se trata de espantar el miedo. A veces pensamos que somos incapaces de solventar problemas tan grandes y profundos como son el desempleo, la enfermedad o el desengaño de quienes queremos. Ni siquiera nos damos cuenta que nadie nos exige eso. Y al agigantar la entidad del daño y minimizarnos a nosotros mismos nos juzgamos sin poder ni competencia para intentar hacer nada más. Es mentira. Tenemos poder con el que desbrozar la niebla de su soledad. Fuerza para llenar con nuestras palabras de aliento y cariño sus silencios. Amor suficiente por la amistad para que con su calor se insufle valor.  Ese poder de hacer de nosotros el séptimo de caballería de quien lo pasa mal a nuestro alrededor con muy poco esfuerzo y un valor incalculable: Los actos sencillos de amor.

7 Comments:

Metalia said...

Me ha emocionado tu post. Te entiendo perfectamente y veo que muchos de nosotros tenemos este caso. Enhorabuena por tu decisión :_)

Maeglin said...

Gracias Metalia. Pocas decisiones requieren tan poco esfuerzo y tiempo como las de este tipo. Siendo sinceros no se puede negar que al acudir al lado de tus amigos tambien rescatas lo mejor de que queda dentro de tí y que a veces las prisas de la vida sepulta.

Petri said...

Me alegro del reencuentro, pienso que nunca es tarde.
Micha gente no llama por orgullo y a veces el orgullo es un lastre.
Cuando crees que algo vale la pena hay que ir a por ello, y si sale mal a otra cosa mariposa.

Jlin said...

Enhorabuena, poco más te puedo decir y no es poco lo que digo. Nos han educado, nos hemos educado, entre todos, entre nosotros, para afrontar las cosas en solitario, como si lo de pedir ayuda fuese algo vergonzoso y lo de ofrecerla poco menos que una afrenta y así se van rompiendo las lazos que unen nuestra sociedad, nuestra comunidad, nuestras familias, nuestras amistades.

H said...

Odio la palabra ADIOS.......me gusta HASTA LUEGO, HASTA OTRA......me alegro de esa vuelta...
Besos HADA

Maeglin said...

Blog A tenemos poco tiempo para entretenernos en menudencias y hay que ser conscientes.

De acuerdo completamente Jlin, son lecciones esas de las que hay que "desaprender" que diría Punset.

Muchas gracias HADA, nos leemos

maslama said...

supongo que todo tiene su momento, a veces la vida nos separa de alguien, y en algunas raras ocasiones, nos vuelve a unir a esa persona

besos,